El espionaje

 

Un estado de vigilancia es la enfermedad

de las sociedades actuales.

Marta Peirano

El espionaje político contra comunicadores, líderes sociales, figuras públicas incómodas, opositores de izquierda y derecha, luchadores sociales, dirigentes de asociaciones civiles, sindicalistas, comuneros, líderes estudiantiles y magisteriales, adversarios partidistas, entre otros, no es ninguna novedad en México, ni en el mundo. Ahí está el ejemplo de NSA, la Agencia de Seguridad Nacional (en inglés National Security Agency). Es una dependencia de inteligencia del gobierno de los Estados Unidos. La NSA rastrea las comunicaciones de los ciudadanos de todo el mundo, de manera indiscriminada. El espionaje siempre ha existido. Lo que sí es novedad, ahora, es que, con el uso de las redes sociales la denuncia de estas prácticas se hace viral y funciona como un medio de presión contra los gobiernos. Pero el espionaje no solo lo hace el gobierno, en el pasado proceso electoral aquí en Coahuila fuimos testigos de muchas filtraciones sobre conversaciones entre políticos y sus familiares, sobre diversos asuntos: relaciones personales, estrategias y tácticas de las campañas, instrucciones sobre el uso de recursos para pagar a las estructuras electorales y otros asuntos que sirvieran para desprestigiar al contrincante. Las grabaciones de voz fueron exhibidas en múltiples ocasiones.

En este contexto apareció en los medios y en las redes sociales la denuncia sobre la operación Pegasus, que según los denunciantes abarca: “filtración” de conversaciones o imágenes “comprometedoras”, revelación de “zonas oscuras” (intimidad, vida familiar, gastos, gustos, aficiones, viajes) o franco chantaje con expedientes hechos a la medida. En esos días me llamó mucho la atención el comentario que me hicieron dos vecinos míos, de mi pueblo, Viesca, Coahuila. Ellos andaban aquí en Saltillo. Estaban realizando labores de mantenimiento de una casa habitación, cuando uno de ellos recibió una llamada de un pariente que vive en la capital coahuilense. Y para su sorpresa le soltó la siguiente pregunta a boca de jarro: ¿Qué andas haciendo aquí en Saltillo? Él le contestó ¿Quién te dijo?, ¿Hablaste con mi mamá a Viesca? No. El Facebook informa que andas aquí, por eso te pregunto ¿sí andas aquí? Y sin siquiera asustarse por dicho acontecimiento, ni decir que lo andan espiando, tomó con mucha naturalidad el cuestionamiento de su pariente. Este es un ejemplo de que en muchas de las conversaciones que realizamos a diario, dejamos, sin duda, huella de nuestro transitar por la vida en las redes sociales de las que hacemos uso.

Como dice Byung-Chul Han, hoy vivimos en una sociedad pornográfica, esto porque a diario hacemos pública nuestra vida privada, desnudamos nuestra intimidad. La comunicación digital fomenta esta exposición pornográfica de la intimidad y de la esfera privada. Las redes sociales son espacios de exposición de lo privado. Por ello las compañías telefónicas tienen el diario de nuestras vidas: Quién llama, con quién mensajeamos, dónde estamos, qué decimos. Pero estas casas de cristal, nosotros las hicimos. Otra fuente de información son las tarjetas de puntos del supermercado. Para recibirlas se requiere que proporciones todos tus datos personales: Cuánto ganas, en qué lo gastas, quiénes son tus hijos, a qué se dedican, qué comes, cuándo te vas de vacaciones. Tanto en los celulares como en las tarjetas de puntos, hay un diario de nuestras vidas, que ingenuamente dimos. ¿A quién le entregan esta información estas empresas privadas? ¿Acaso esto no es una forma de espionaje? Por otra parte sin justificar las prácticas de espionaje que hace el Estado, es un hecho que la accesibilidad de herramientas para vigilar, está al alcance de cualquier bolsillo. La verdad que no hacen falta Pegasus para espiarnos, nos espiamos solos.

Por otra parte también hay comunidades digitales trabajando para contar con herramientas que eviten el espionaje. Marta Peirano de la red Tor (The Onion Router) nos dice que esta herramienta permite ocultar las comunicaciones y la navegación en general de todos los usuarios evitando cualquier rastreo o intervención externa. Aunque no por ello se ha visto exenta de intentos de control por parte de Gobiernos o del FBI. Algunos países como Brasil están intentando construir su respuesta tecnológica para combatir el espionaje de EEUU.

Salvador Hernández Vélez

jshv0851@gmail.com