¿Educación tradicional?

Los dos artículos anteriores sobre los niños Triquis, me han permitido interactuar con diferentes ciudadanos sobre el tema de la educación y la formación de los alumnos. Ésta, sin duda, debe ser integral. Además es importante tomar en cuenta la situación de si es suficiente con bachilleratos de dos o tres años para que los estudiantes adquieran la madurez para escoger con éxito su formación profesional que les permita lidiar con ventaja en el mundo laboral. Un mundo en crisis, provocado por las políticas neoliberales, que desintegra a las familias, descompone la existencia material y social de las comunidades, y de forma generalizada destruye todas las formas de civismo que condicionan la convivencia social.

Hoy, nos preguntamos con asombro ¿cuál es la naturaleza de esta sociedad globalizada? En este escenario cabe preguntarse también, en la medida que la guerra económica se recrudece, ¿a qué modelo educativo recurren las élites económicas mundiales para formar a los especialistas que requieren en las áreas científicas, técnicas y de gestión al más alto nivel? Jean-Claude Michéa en su pequeño libro “La escuela de la ignorancia”, sostiene que seguirán el modelo de la escuela tradicional. Dice que los capitalistas no bromean con la pedagogía siempre que se trata de asuntos serios y que necesitan resultados reales. Y pone como ejemplo que cuando el deporte deja de ser un juego y se convierte en una industria donde solo es rentable la victoria, encarga la formación de los futuros vencedores a entrenadores como Foucambert y Meirieu. Y nos remite a una cita de Liliane Lurçat: “El rigor pedagógico ha desaparecido de las aulas para instalarse en lugares donde se practican deportes. Curiosamente, en estos sitios, no se practica el constructivismo, y el rigor pedagógico no se considera un obstáculo a la espontaneidad”.

En esta línea de debate, comparto a continuación el punto de vista de Jana Petrzelova. “Creo que algunos sabemos qué significa la educación y formación integral del alumno. A veces pienso que dejamos a un lado lo integral y estamos formando robots ‘especializados’ en su quehacer. Así, llegaremos a la mediocridad y a la decadencia de la sociedad. El estudio especializado de las carreras olvida lo integral: la lectura, la pintura, la música clásica, etcétera.

Veo la ventaja de Europa con el bachillerato de 4 años y con un peso para la cultura general. Aquí tratamos de sacar a los niños rápido, y de todos modos faltan fuentes de trabajo. En la escuela tenemos chavos de 16 años que no saben si decidieron bien su carrera”.

Otra posición sobre este tema de la educación para gente exitosa es de Víctor Manuel Rodríguez Torres: “Sin el deseo de pontificar, sobre el tema de los Triquis, niños loables y ejemplares no cabe duda, pero no son los únicos; recordemos a los tarahumaras, veloces y resistentes corredores, por su caza del venado. El correo de postas de los aztecas, corriendo en relevos desde lo que es hoy es Veracruz, hasta Tenochtitlan, para llevarle pescado fresco a Moctezuma. Y también los buenos boxeadores mexicanos, eran de la Bondojo y/o Tepito. Otro gran ejemplo son los kenianos: ganaban  todos los maratones. Todos los ejemplos expuestos se daban en las clases más necesitadas, donde se tiene solo un objetivo, subsistir, y con ello, consecuencia lógica, sobresalir. Coincidentemente, hace unos días, ‘don Fer’ entrenador de Box del Club San Isidro en Torreón, Coahuila, me dijo: “Ya no hay buenos boxeadores, porque ya no tienen hambre, ya ven al hijo de Julio César Chávez”. Por otra parte, hace algunos años, visité la Isla de Cuba, entre otras cosas, le comenté al cubano guía: ‘¡Qué guapas y bien formadas están las cubanas!”, y me responde: ‘No chico, las hubieras visto cuando la hambruna, ahora ya están pasaditas de kilos’”.

Y termino con los cuestionamientos que nos comparte Ana Luz Celayo: “Excelente y muy buenas exposiciones; ahora lo que yo me pregunto es, ¿cómo se puede aplicar esto en gran escala?, por ejemplo, ¿cómo se puede implementar en la Secretaría de Educación?, es muy buena expectativa [este proyecto de los Triquis] para trabajarse en escuelas rurales y de la periferia, que tienen turnos extendidos, creo que sería extraordinario. Imagínate, cómo se podría cambiar el mundo. Ojalá no sea un proyecto que se pierda en el aislamiento. Vale la pena empezar a formar nuevos individuos”.

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